El astato es el último elemento de la serie de los halógenos (grupo 17 de la tabla periódica) con símbolo At, número atómico igual a 85 (electrones y protones) y masa atómica aproximadamente igual a 210 u.
Es derivado de las desintegraciones sucesivas de núcleos inestables de uranio y torio, y también es radiactivo (con radioisótopos muy inestables y con vidas promedio máximas y mínimas que varían entre 8 horas y 0,11 microsegundos, respectivamente).
A pesar de su existencia demostrada, se conocen pocas propiedades, ya que es muy raro en la corteza terrestre, su síntesis es difícil de conseguir y es muy inestable. Sin embargo, se deduce que los posibles estados de oxidación son -1, +1, +3, +5, +7.
Características generales
- Símbolo: At
- Serie: halógeno
- Configuración electrónica: [Xe] 4f¹⁴5d¹⁰6s²6p⁵
- Descubridor: Emilio Gino Segrè
- Masa atómica: 210 u
- Número atómico: 85
- Radio de Van der Waals: 200 pm
- Electronegatividad: 2.2
- Estado: sólido
- Punto de fusión: 302 °C
Propiedades del astato
Como es bastante escaso en la naturaleza, se pueden sintetizar radioisótopos de astato, por ejemplo, bombardeando átomos de bismuto con partículas alfa (núcleos de helio 2+).
Los datos sobre los puntos de fusión (estimado en 300°C) y ebullición (estimado en 340°C), el calor específico y la conductividad eléctrica y térmica, entre otros, son bastante imprecisos o incluso indeterminados.
El aspecto, a temperatura ambiente y en su forma más estable, es metálico. No hay información sobre su red cristalina, sin embargo, al igual que el yodo, se espera que esté en forma diatómica.
Dónde se encuentra y aplicaciones
El astato es considerado como el elemento más raro (su concentración media es del orden de 10-20 ppm, es decir, aproximadamente 1 gramo por cada 100 quintillones de toneladas).
Se cree que existen rastros de astato en los minerales de uranio y torio, que suman menos de 30g como reserva mundial.
Es decir, la cantidad de esta sustancia es tan insignificante que no presenta ningún daño para la humanidad. Los radioisótopos sintetizados en laboratorios, como son altamente radiactivos, deben hacerse con mucho cuidado y con la protección adecuada por parte del profesional a cargo, ya que son capaces de alojarse en la tiroides.
Al igual que el yodo, y a pesar de emitir radiaciones posiblemente beneficiosas para el tratamiento de disfunciones de esta glándula, como el hipertiroidismo, tienden a inducir la formación de tumores. Esto haría inviable su potencial uso clínico.
En la actualidad, todavía no se habla de aplicaciones prácticas del astato (a escala industrial o no), sin embargo, en el ámbito teórico puede servir como objeto de estudio en la investigación científica.