El expresionismo alemán fue un movimiento de la vanguardia europea preocupado por expresar el interior y el inconsciente de forma espontánea, es decir, sin preocuparse por ser fiel a la realidad.
Sus representantes se vieron influidos por artistas plásticos como Van Gogh y aportaron al universo del arte temas y formas relacionados con lo «extraño».
El movimiento expresionista surgió a finales del siglo XIX a partir de diferentes producciones que investigaban el ámbito psicológico.
De esta manera, el expresionismo se perfiló como un movimiento de expresión de las emociones humanas y alcanzó su punto álgido en Berlín en la década de 1920, época en la que los artistas retrataron la situación en la que se encontraba la población con las transformaciones y los horrores de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Edvard Munch es considerado el padre del expresionismo alemán, ya que presentó los primeros trazos de esta estética en sus obras. Además de la pintura, el movimiento también abarcó la literatura, el cine, la escultura y otras artes.
Características
Las producciones expresionistas no se preocupan por la estética artística, sino que buscaban provocarle fuertes reacciones a los espectadores. Presentaba las siguientes características:
- Visión íntima con temas centrados en el interior del ser humano y el aislamiento del individuo.
- Subjetividad en la expresión de emociones y sentimientos, entre ellos la angustia, el miedo, la ira, la desesperación y la soledad.
- Rechazo de los valores impuestos por la sociedad burguesa, como los estándares de belleza, por ejemplo.
- Subversión del arte con el uso de formas abstractas y la deformación de la naturaleza y los objetos para representar sentimientos.
- En la pintura, los colores son intensos para provocarle reacciones a los observadores. Los lienzos presentan a veces explosiones de color con pinceladas fuertes y bien marcadas y espatuladas.
- Temas emocionales por encima de los intelectuales, con un arte profundo; sus temas incluyen lo trágico y lo sombrío, entre otros.
- Ruptura con la racionalidad en la representación del mundo con el uso de colores no convencionales, contrastes, ángulos, líneas y formas toscas.
- Al trabajar con la representación de las emociones, el movimiento expresionista dialogó con las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud, que también se estaban desarrollando a principios del siglo XX.