La «Pangea» (del griego Pan «todo», y Gea, «tierra») que significa «Toda la Tierra», fue una colosal masa sólida que formaba un único continente, el cual, a su vez, estaba rodeado por un solo océano, el Pantalassa.
Esta masa continental se formó hasta el final del período Permiano (último período de la Era Paleozoica), entre 300 y 250 millones de años, cuando finalmente se dividió en otros continentes.
Principales características
Como era una sola masa terrestre, la Pangea poseía una atmósfera bien definida: rodeada de agua en todas las direcciones, las temperaturas costeras eran más húmedas y suaves; sin embargo, a medida en que nos acercamos al interior del continente, el clima se hace más cálido y seco, con la incidencia de desiertos en el centro.
Sin embargo, en el paso del período Período al período Triásico, comienza una ruptura que divide la Pangea en dos nuevos continentes que son Laurasia (América del Norte, Europa, Asia y el Ártico), en la parte norte, y Gondwana (América del sur, África, Australia e India) en la parte sur, creando entre ellos una inmensa fisura y, con ello, un nuevo océano, el Tethys.
Finalmente, hace unos 65 millones de años atrás, Gondwana y la Laurasia empezaron a dividirse y originaron los continentes actuales como los vemos. Sin embargo, algunos científicos creen que este fenómeno de transformación todavía está en marcha.
Teoría del Surgimiento de la Pangea
La suposición que pregona la existencia de la Pangea se basó en la teoría de la «Deriva Continental«, en la configuración de las costas africana y americana, así como en la afinidad ancestral entre los climas y estructura de las rocas en esas regiones, reforzada por el registro fósil que comparó los esqueletos encontrados en la región brasileña y africana.
Así, el alemán Alfred Lothar Wegener (1880-1930) y el australiano Eduard Suess (1831-1914), geólogos y meteorólogos, defendieron (y fueron duramente criticados) que los continentes modernos ya se unieron en un formidable supercontinente, denominado Pangea en 1915, cuando se presentó la hipótesis de que hace cientos de millones de años (entre 250 y 200 millones) se habría iniciado la división de este supercontinente en porciones continentales más pequeñas, formando incluso las grandes cadenas montañosas.
En definitiva, las masas continentales, mucho más ligeras y formadas por silicio y aluminio, se desplazaron paulatinamente sobre el subsuelo oceánico de basalto, migrando horizontalmente hacia el este (Laurhasia) y hacia el oeste (Gondwana). Es importante destacar que esta tesis sólo tuvo reconocimiento a partir del año 1940 y fue confirmada recién en 1960.