
Imagina que puedes viajar en el tiempo, concretamente al año 800 del calendario actual, en una selva tropical de la región americana. Probablemente te encuentres con una de las civilizaciones más complejas de la historia: los pueblos mayas.
Características
El término «maya» se utiliza a menudo para caracterizar a los descendientes de los españoles. Sin embargo, no había un solo pueblo maya, al contrario, había varios grupos, cada uno de los cuales compartía una lengua.
A pesar de su pluralidad, se pueden identificar algunos rasgos comunes entre estos pueblos:
- Complejo sistema de escritura glífica, en el que se han identificado recientemente 862 caracteres
- Conocimientos astronómicos y matemáticos avanzados
- Pueblos politeístas con prácticas religiosas basadas en los sacrificios
- Fuerte presencia del comercio marítimo realizado por medio de grandes canoas
- Sociedad jerárquica, dividida en grupos sociales establecidos
- Una arquitectura notable cuyo patrimonio puede verse en Teothihucán, Monte Albán, Palenque, Copán, Yaxchillán, Uxmal, Chichén Itza, Yucatán y Tikal (la ciudad de los dioses), donde se encuentra la mayor pirámide de América
Todos estos rasgos fueron la base de una de las civilizaciones más complejas y estructuradas del periodo prehispánico, demostrando a los estudiosos de la actualidad que las sociedades antiguas también tuvieron experiencias significativas.
Cómo vivían los mayas
Aun siendo una civilización temporalmente alejada del presente, gracias a la información conservada por los mayas, es posible conocer la vida social de este pueblo.
Las primeras grandes ciudades, como Nakbe y Petén, aparecieron hace 3.000 años y todas ellas crearon, difundieron y conservaron formas de vida muy sofisticadas.
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Sociedad y política
Los pueblos mayas desarrollaron una sociedad fuertemente jerarquizada, con grupos bien definidos y funciones establecidas según el lugar social que ocupaba cada individuo.
En general, había cuatro grupos: los campesinos, la élite formada por la nobleza y los sacerdotes, el rey y, en la base de la pirámide, los esclavos, prisioneros de guerra.
Los campesinos eran los responsables del sistema de abastecimiento y de las actividades agrícolas, principal fuente de comercialización.
La élite era responsable del sistema político-administrativo de las ciudades-estado y de las prácticas religiosas, en el caso de los sacerdotes.
Los reyes, por su parte, eran las máximas figuras de autoridad en cada región, ya que el poder real estaba legitimado por la autoridad divina.
Los arqueólogos e historiadores coinciden en que los mayas tenían frecuentes guerras entre ellos. Los conflictos se produjeron por las intenciones de dominio territorial que alimentaban algunas ciudades-estado.
La competencia por los pueblos y los recursos también fueron factores que impulsaron muchos de los conflictos.
En definitiva, se puede concluir que la civilización maya no se fundó en una sociedad pacífica y tranquila.
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Economía
Inicialmente, las principales actividades económicas de los mayas eran la caza y la recolección. Sin embargo, con el tiempo, la agricultura se convirtió en el principal medio de subsistencia y comercio.
Así, los campesinos llegaron a creer que para obtener buenas cosechas debían pagar impuestos a los reyes, representantes de la deidad.
Los impuestos podían pagarse con productos o con mano de obra gratuita para el rey.
La mayoría de los campesinos vivía en el campo y cultivaban frijoles, algodón, cacao, calabazas, aguacates y, sobre todo, maíz, que se consideraba sagrado porque, como está escrito en el Popol Vuh (libro del pueblo): «los dioses hicieron a los primeros hombres de maíz».
Al no existir la noción de propiedad privada, el sentido de colectividad en las actividades económicas era mayor. El campesino podía aprovechar la tierra con la intención de obtener sus alimentos y abastecer a la colectividad.
Además, los mayas complementaban el cultivo con la caza, la pesca y la artesanía, centrándose en el comercio con lugares externos.
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Cultura y religión
Las religiones mayas eran politeístas, es decir, creían en la existencia de varios dioses que gobernaban y ordenaban todas las cosas, entre ellos los dioses del sol, la luna, la lluvia, el viento, la muerte y la vida.
La naturaleza también se consideraba sagrada. Además, se hacían sacrificios humanos para mantener el orden en el mundo.
Para estos pueblos, el tiempo era cíclico, lo que determinaba significativamente sus experiencias. Tenían un complejo sistema de calendario dividido en dos: el primero constaba de 365 días (HHaab), y el segundo de 260 días (Tzolkon).
El calendario más largo existente duró 5.200 años, terminando el 21 de diciembre de 2012, en el calendario gregoriano, esta información, malinterpretada, llevó a mucha gente a creer en el fin del mundo, cuando en realidad sólo representaba el fin de un ciclo, según los mayas.
En el ámbito de la cultura, la economía, la política y la religión, la civilización maya estaba muy bien estructurada, sin embargo, aun así, entró en decadencia. A continuación entenderás cómo ha sucedido esto.
La decadencia del pueblo maya
A partir del año 900 d.C. comenzó el declive de la sociedad maya, que duró hasta principios del siglo XVI con la llegada de los españoles.
Se sabe que muchos factores contribuyeron a este proceso, entre ellos: las guerras locales, las epidemias agravadas por la densidad de población, los periodos de sequía, la falta de alimentos, así como una estructura política basada en dinastías familiares, que llevó a gran parte de la civilización a emigrar al norte de la península, donde los gobiernos eran ejercidos por consejos más plurales y no basados en el linaje.
Con el abandono de estas regiones, llegaron los españoles y se encontraron con un territorio parcialmente vacío de vida.
Sin embargo, la gloria de la civilización maya, lejos de verse opacada, permaneció en sus restos materiales que, a día de hoy, impresionan cada vez más a estudiosos y curiosos.