El acto reflejo es el mecanismo más rápido de estímulo y respuesta del sistema nervioso. Ocurre cuando reaccionamos de manera instantánea e involuntaria a estímulos ambientales.
Ciertos reflejos son fundamentales para la autopreservación del individuo. Toser y estornudar, por ejemplo, son reflejos que pretenden expulsar agentes irritantes de las vías digestivas y respiratorias.
Características de los Reflejos
Clasificación
Una de las clasificaciones más utilizadas, en función de su utilización en la práctica clínica es la de Charles Scott Sherrington (1857-1952). Según este autor los reflejos pueden ser:
Propioceptivos: dependen de la estimulación de receptores que actúan en los músculos, tendones o laberinto, distinguiéndose por lo tanto: reflejos miotáticos y laberínticos.
Exteroceptivos o superficiales: son captados por receptores situados en la piel o en las mucosas externas.
Visceroceptivos: se relacionan con el sistema nervioso neurovegetativo.
Tipos de reflejos
Reflejos tendinosos:
Los reflejos tendinosos profundos revelan informaciones sobre la integridad del sistema nervioso central y periférico. Generalmente, los reflejos disminuidos indican un problema periférico y los reflejos excesivos un problema central.
Reflejos que son estimulados mecánicamente:
- Reflejo bicipital
- Reflejo braquiorradial
- Reflejo flexor de los dedos
- Reflejo tricipital
- Reflejo rotuliano o patelar
- Reflejo aquíleo
Reflejos superficiales o cutáneos
Los reflejos superficiales también son importantes y ayudan a la evaluación de patologías del SNC, comportándose como los reflejos profundos.
- Reflejo cutaneoabdominal
- Relfejo cremastérico
- Reflejo cutáneo plantar